El fisioterapeuta es el experto en movimiento humano, por lo cual debe tener unos criterios de evaluación fundamentales y la habilidad de diagnosticar diferentes desórdenes del movimiento.
Así mismo, debe tener estrategias para elaborar un plan de tratamiento que optimice o corrija los patrones de movimiento anormales para lograr un progreso funcional.
El modelo tradicional medico enfatiza la identificación de una fuente de dolor anatómica a través de evaluaciones del tejido o de pruebas especificas a la articulación afectada. Por ejemplo, el examen muscular manual, y las medidas goniométricas aíslan un músculo especifico o una articulación en solo un plano de movimiento. Este modelo se enfoca en el diagnóstico de patologías versus la identificación de daños y limitaciones funcionales a través del cuerpo; por lo tanto la rehabilitación, guiada por el modelo medico tradicional se dirige hacia el tratamiento sintomático del tejido afectado. Este modelo tradicional no es el más óptimo para el manejo de patología musculo esquelética, ya que no cuenta con la interdependencia regional, o el concepto que las regiones anatómicas vecinas pueden contribuir o ser la fuente de patología o de la queja primaria del paciente.
En contraste, la observación de patrones de movimiento fundamentales permite que se evalúen el control neuromuscular dinámico y la interacción de múltiples articulaciones y regiones corporales.
Así mismo, la presencia de dolor es uno de los principales motivos de consulta al fisioterapeuta. Aunque las investigaciones recientes apuntan a que los mecanismos del dolor no son solo daño tisular e información nociceptiva viajando hacia el cerebro, sino que es el cerebro quien genera la percepción del dolor, con múltiples influencias y expectativas biopsicosociales, desafortunadamente seguimos concentrándonos en terapias dirigidas al tejido local.
En nuestras consultas aun predominan las sesiones en las que el paciente recibe una variada combinación de modalidades de tratamiento como terapia manual, calor, frio, punción seca, electro modalidades, y le dedicamos muy poco tiempo a la educación y al movimiento.
Es indudable que nuestras intervenciones deberían traducirse en función, y aun si el paciente consulta con quejas de dolor, es nuestra responsabilidad identificar si este dolor es “mecánico” o “no mecánico” o una combinación de ambos y si existen alteraciones del movimiento que deben mejorar.
Varios estudios han demostrado que el dolor altera el control motor, por lo tanto evaluar un patrón de movimiento doloroso no es fiable y podría darnos una identificación falsa de la causa de los síntomas de los pacientes.
Sin embargo, existen estrategias terapéuticas mecánicas y diferentes métodos de evaluación como el método de McKenzie que han demostrado resultados positivos en el abordaje del dolor lumbar que responde a una dirección preferencial.
Otros autores como Shirley Sahrmann han desarrollado grupos diagnósticos basados en disfunciones y los ha llamado síndromes de disfunción del movimiento. Sahrmann enfatiza cambiar el paradigma de la examinación y el tratamiento enfocado principalmente en las condiciones anatómicas o patológicas a un paradigma de identificar y corregir problemas del movimiento.
Finalmente, autores como Gray Cook han contribuido con sistemas de cribaje y valoración en el que se observan patrones de movimiento fundamentales, los cuales pueden reveler disfunciones no dolorosas en regiones adyacentes a las zonas dolorosas y que podrían contribuir al origen de los síntomas.
La dificultad más grande que tenemos es que aún no hemos desarrollado un “Gold Standard” al evaluar el movimiento funcional; la misma variabilidad y complejidad del movimiento humano hace que estas evaluaciones sean difíciles de “normalizar”. Sin embargo existen unos patrones motores y movimientos funcionales fundamentales que nos ayudarían a tener líneas de base medibles y confiables.
Las diferentes técnicas de valoración del movimiento funcional le permite al fisioterapeuta observar el movimiento de una forma global y seleccionar problemas en los patrones de movimiento en diferentes tareas motoras comunes. También permiten detectar asimetrías o desviaciones causadas ya sea por problemas de movilidad, de estabilidad o de control motor. El fisioterapeuta debe utilizar el mismo movimiento como herramienta de tratamiento y proponer que el paciente sea autosuficiente y no dependiente de terapias pasivas. Un programa de ejercicios terapéuticos bien diseñado puede proveer un estimulo de cicatrización para restaurar el rango de movimiento , la fuerza, el control neuromuscular, la potencia, así como la integridad de los sistemas metabólicos aeróbico y anaeróbico.
Este curso introduciría varios de estos conceptos de evaluación y tratamiento de disfunciones del movimiento humano comunes en pacientes con trastornos neuro-musculo-esqueléticos o en población con factores de riesgo a lesionarse. Aunque estos conceptos son una compilación de varias filosofías, con algunos aportes de la experiencia del autor, el objetivo no es solo dar una sola herramienta que pueda aplicarse a todos los casos, sino una serie de procesos de razonamiento que faciliten la selección de métodos de evaluación y de tratamiento , con ejemplos que podrían evolucionar o modificarse de acuerdo al juicio del participante .
Los objetivos generales son:
Los objetivos específicos son:
Programa
Práctica del Cribaje
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